La extracción, el envasado y el transporte de agua embotellada son responsables de la emisión de toneladas de gases de efecto invernadero. Además, todos los días se tiran millones de botellas.
Suele venderse en botellas de plástico desechables.
No es una opción cómoda, ya que hay que transportar botellas que pesan y disponer de espacio para guardarlas.
Es posible que se desconozca la reducción de contaminantes.
Es posible que la fuente de agua no tenga sales minerales beneficiosas.
La isla de basura que flota en el Pacífico triplica el tamaño de Francia y es el mayor vertedero oceánico del mundo con 1,8 billones de trozos de plástico flotante que matan, cada año, a miles de animales marinos entre California y Hawái.
Es un continente de basura de 1,6 millones de km2 y unas 80.000 toneladas de plástico que no para de crecer, según un estudio científico publicado en 2018 por la revista Nature. Sin embargo, a pesar de su tamaño, el continente de plástico del Pacífico resulta invisible para los satélites al estar formada en un 94% por fragmentos de plástico diminutos que se desprenden de otros más grandes por la erosión.
Una sola botella de agua de plástico puede tardar hasta 450 años en degradarse.